El LCP es la restricción principal para el traslado posterior de la rodilla. Su lesión es poco habitual, representando del 5 al 15 % de todas las lesiones de la rodilla. Las consideraciones para el tratamiento de la ruptura del LCP no están bien definidas. Tradicionalmente, las rupturas aisladas del LCP se trataban en forma no quirúrgicas. La reconstrucción quirúrgica es generalmente tomada en cuenta en caso de lesiones agudas grado III o IV, o para lesiones en ligamentos múltiples.
Ya se han propuesto y evaluado una variedad técnicas para la reconstrucción del LCP, como la plástica, el aloinjerto, y la reconstrucción extraarticular. Sin embargo, la elección más apropiada del injerto sigue siendo aún polémica.
En esta nota, elegimos hablar del procedimiento artroscópico utilizando el injerto con tendón del cuádriceps o el injerto con isquiotibiales cuádruple para la reconstrucción del LCP.
El objetivo de la investigación, llevada a cabo por médicos y kinesiólogos, fue comparar los resultados clínicos de ambas técnicas, con un control posterior a la reconstrucción consistente en un seguimiento mínimo de dos años. Sólo fueron incluidos pacientes que presentaban una lesión aislada del LCP, los dos grupos eran equiparables en cuanto a edad, sexo, y nivel de actividad previo a la lesión, y las técnicas de cirugía artroscópica, los programas de rehabilitación posquirúrgica y las técnicas de evaluación de los resultados eran idénticas en ambos grupos. Por lo tanto, la clase de injerto, la técnica de fijación y los resultados fueron la diferencia inicial de los dos grupos estudiados.
En el período estudiado, hubo 24 pacientes con plástico con tendón del cuádriceps, y 30 pacientes con semitendinoso y recto interno cuádruple.
Para obtener los resultados se realizó un examen de cajón posterior manual para evaluar la estabilidad de la rodilla (se puede utilizar un artrómetro), la medida del contorno del muslo para evaluar la atrofia muscular, y la maquina de isosinecia para detectar diferencia muscular residual con la pierna contralateral.
Resultados:
Los pacientes del grupo del tendón del cuádriceps mostraron resultados positivos en el 86 % de los casos, y en el grupo de isquiotibiales fue del 89%; el 55% de los del grupo del tendón del cuádriceps y el 59% del grupo de isquiotibiales pudieron retornar a un nivel de actividades moderado o enérgico.
A los dos años de la cirugía, el 41% del grupo del tendón del cuadriceps, y el 52% del grupo de los isquiotibiales recuperó la fuerza extensora en un 90% o más.
La fuerza flexora se recuperó en un 64% en el grupo del tendón cuádriceps y en un 46% en el de los isquiotibiales.
El análisis de estos resultados no demuestran ningún tipo de superioridad entre las técnicas, por lo que se sugieren ambos tipos de injertos para la reconstrucción del LCP para garantizar una buena función del ligamento.
Comentario:
La ruptura aislada del LCP nos plantea la disyuntiva del tratamiento: conservador o quirúrgico?
La falta de unanimidad para la elección más apropiada del injerto, para la reconstrucción de un haz o dos, para la elección del sitio de colocación de los túneles, del ángulo de flexión de la rodilla al asegurar el injerto y de los métodos de fijación, junto a resultados todavía no convincentes de diferentes estudios, deben llevarnos a pensar detenidamente si los resultados siempre serán mejores con reconstrucción quirúrgica que con métodos conservadores.
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